El viaje puede regalarte la primera
vez de tantas cosas!! Se me acumulan en el cajón .
Volver a pasar por la
Panamericana de camino a Baños fue algo muy distinto en este viaje. Todavía no
he podido poner en palabras lo que supuso para mí ese primer encuentro con la
pobreza y esas condiciones de vida, tan diferentes a las que jamás haya tenido
que enfrentarme en mi vida. Y ahora, ya no puedo pensar esa primera vez. Se me
ha ido entre las manos. Sólo me queda el recuerdo de la ira que pasó a ser
tristeza. En este viaje nos acompañó el buen tiempo, el sol lucía a ratos y
todo se apareció diferente, más cotidiano.
Baños es la frontera entre dos ecosistemas
muy distintos. El altiplano y el oriente o zona selvática, en la que nacen varios
afluentes del Amazonas, e incluso, dicen, el Amazonas mismo, “si no fuera por
los peruanos…”. Me produce cierto rubor reconocerme primeriza en ello, pero
nunca se habían humedecido los poros de mi piel por la aspersión natural continua, ni visto
orquídeas en la cuneta de la carretera, o matas de lilliums de metro y medio, creciendo tras un
neumático -anunciante de “vulcanizadoras”-, helechos como palmeras, enredaderas
de flores vivaces invadiéndolo todo, o aguacates caidos del arbol encima del capó del coche.... más allá de un zoológico o un botánico. Reconocer
las plantas de siempre, raquíticas, en macetas…exuberantes y de proporciones
descomunales, en su hábitat, arrancaba en mí, en serie de a tres y secuencia de
dos por cuarto un “mira!, mira!, mira….!” reiterativo que descorchaba, a su vez,
las carcajadas de Héctor y Alma. …y me sobrevino la sensación inmediata de que
tener plantas de este clima en una maceta, en Madrid, me provocaría a partir de
entonces la misma sensación que tener pájaros en jaulas, las vería siempre limitadas fuera de su hábitat, fuera de contexto...tan contundente!
Respecto a los animales…confundir
el grito de un pavo real con un gato o extasiarse con el croar de cada rana,
con cadencias, tonos y acordes diferentes cada uno….abrir los ojos después de
un sorrosco en la hamaca de la piscina cubierta, y descubrir el alboroto de
microseres, yendo y viniendo a lo largo de la hoja inmensa con la que estaba
rozando mi brazo…y pensar, aún medio dormida que estás viendo cosas…y una vez
despierta intuir por el rabillo del ojo a un pájaro diminuto que se ha
escondido en la frondosidad y al fijar la mirada descubrir su pico punzante, un
colibrí.
Mirándote, siempre imponente, la
presencia constante del volcán Tungurahua, activo de nuevo desde hace 12 años.
La fuerza de su entraña se libera en termas de aguas calientes saturadas de
minerales que lo curan todo. Y alrededor de ellas están organizados balnearios
y baños que además de las actividades agrícolas, hacen de Baños una localidad
muy turística y con otros aires. A veces las termas se quedan pequeñas y el cráter
libera tensiones internas.
Tensiones internas…Nada está adaptado en Baños.
Se hace imprescindible el acompañamiento, y a estas alturas empiezo a
comprender que debo abandonar transitoriamente la idea de independencia si no
quiero darme de bruces con la realidad y perderme en la reivindicación
constante, con el coste de filtrar todo lo que veo desde la frustración. Así es
que me dejo llevar, literalmente, y ubicada en la trona de la dependencia dejo
que el sistema resuelva orgánicamente mi circunstancia. Así aparecen rampas
imposibles que otros me suben o personal siempre predispuesto a ayudarme y
llevarme…llevarme donde desee.
Y en esa trona, esperando a que
ellos lleguen de hacer rafting, puenting, …..ing,…ing, se me abre la cercanía
de la dueña del hotel, que conversa conmigo durante horas y me invita a compartir
almuerzo con sus familiares y amigos, y de postre saboreo historias a corazón
abierto y risa floja. Y ya todo es diferente e igual en todas partes. Y por un
instante te han regalado ser de ahí.
Mi paisaje siempre ha sido el
desierto. Allí me reconozco. Y en ocasiones el bosque templado. -la laurisilva
canaria, los pinares del Guadarrama, las dehesas, los hayedos, los bosques de
alta montaña de Los Pirineos-. Sin embargo, no me “provoca” conocer la selva. Despierta
en mí una sensación preexistente hace tiempo de ahogo, de ebullición, que me
altera. Baños es un jardín tropical amable, pero salvaje, que ha dejado atrás
la dureza extrema de las alturas y te adentra, suave, en la selva. Y en ese lugar
de tránsito, reconocí, como europea, el misterio del bosque y del agua
rebosante, del fuego latente bajo mis pies y de las nubes a nivel de
ensoñación. Baños tiene una naturaleza elegante, contenida pero generosa. Es
una madre que media entre dos hijos difíciles, el eterno superviviente y el
desbocado, con la serenidad y la sabiduría del término medio, de lo fértil, lo
acogedor…”tierra-madre”.
| "Las delicias de Mama Zoila"...."m m m m m m m " |
| Vista de "Baños" desde el "Café del cielo" |
| No hay donde pararse en la carretera así es que todas las fotos están tomadas desde el coche, en la carretera hacia Puyo |
| ...subiendo al "café del cielo" |
| El Tungurahua, decidió liberar tensión cuando ya nos íbamos |
| El río Pastaza, antiguo ría Sumatara |
d
Qué bien escribes!. Yo lo expresaría con un ¡Cómo mola! y aunque entusiasta me quedaría corto.
ResponderEliminarQue pasada de fotos!!!! Increíble que no estén hechas desde el coche! Cada día nos cuentas todo de una manera más fluida y bella. Me encanta! (por cuarta vez...)
ResponderEliminarEstupendo!! al final las fotos que tomamos salieron magníficas::::: a por la siguiente excursión!!!!!!
ResponderEliminarQue estén hechas quería decir...
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