Viene en todas la guías, está en
la Calle Larga, pero es fácil pasarse la puerta de los dulces, e imposible la
de entrada a la iglesia. Es Todos Santos. Nos recibieron tres monjas con una
gran sonrisa. Parecían ansiosas porque entráramos. Tras cruzar la puerta te
tienes que girar para volver a verla. Da igual que ya hayas visto muchas antes
de llegar . El contorno de esa madera es hipnótica e imperfecta, su color, su
tacto suave. La mano resbala por los
tallados….Un placer por descubrir al visitante europeo acostumbrado al frío y
peso de las rejas de hierro. Una palmada nos saca del embelesamiento y al
girarnos otra sonrisa toma el testigo.
Su nombre se me perdió entre sus manos que,
inmediatamente, llamaron mi atención. Un discurso estructurado, impecable,
lleno de contenido y pautado por el metrónomo gestual. Las manos se abrían y
cerraban a un compas fijo, predecible. Retenido el gesto, comenzó a seducirme
el cuento. Con ojos chispeantes y sonrisa, sólo esbozada, describía la
ornamentación de la iglesia,… las azucenas, los lirios… Pero las manos se le
fueron de las manos definitivamente cuando …”verán que toda la decoración
pictórica es atípica, porque estuvo dirigida por una mujer, nuestra priora..!
–también se me perdió el nombre -. Y los frescos de las paredes y los techos,
recién terminadas de restaurar por una mujer, después de diez años de trabajo.
Aquello fue el preludio de lo que había de venir más tarde…
“…bajo estos cuatro bancos, se
encuentra un sacerdote Inca con su ánfora en las manos..”--- --y relató todo el
proceso de excavación.- Vaya! Había pisado desde niña a muchos obispos y
personalidades en las catedrales europeas - recuerdo que me quedaba mirando
fijamente las grandes lápidas del suelo, sin dar crédito al hecho de que todo
el mundo las pisara, sin más -,. pero nunca antes había pasado sobre un
sacerdote inca, y un pequeño repelús rescatado de cierta inocencia chica, me
recorrió el cuerpo. Como de misterio.
“…y al frente una talla chiquita
de…” no sé qué Santo apodado el Lisonjillo - entendí yo-. Habitaba el Santo en
casa de una mujer de la alta sociedad conquense, -perdón- cuencana. Su marido
le daba mala vida a la señora, tomaba mucho, y le “gustaban mucho otros
vicios..ya saben” Y una noche el Santo se le soñó a la señora,…. que no era su
lugar, que lo llevaran a Todos Santos……Y así fue, que ella lo llevó a él, donde
debía estar. A partir de entonces las hermanas de Todos Santos tuvieron dos
fuentes de financiación, el pan que horneaban con la harina de los molinos que
había llevado Felipe II, en una mano, dentro de una cesta, y las limosnas de
pasear al Santo, en la otra. Con esos ingresos lograron crear una escuela para
niñas indígenas de las zonas rurales cercanas. Eso creo problemas serios a la
congregación, “porque las niñas podían revolucionarse, -decían los Cuencanos de
antaño-”. Y así es, que a día de hoy, mantienen una escuela, “pocas horas al
día – según lo que se puede-“, para cuatrocientos niños de las zonas rurales,
que se divisa, adyacente a la iglesia, desde el otro lado del río Tomebamba.-
Parece que el Santo está donde
debe; y ahora la congregación vende los dulces en una tiendita con olor
pecaminoso al que resulta imposible resistirse, entrar y comprar. Colocados en
sus cajas de madera te esperan el “mestizo cuencano”, el pan de maíz, “el
Miguelito” –relleno de coco y majar-, el pan francés –relleno de pasas y
nueces- la espectacular “flor de la Virgen” al ladito de la “rodilla de Cristo”
– que reventado en su centro con quesillo, evoca las heridas de la cruz –
Fanástico!!!. Todo salido del horno más antiguo de Cuenca que maneja Rigoberto.
Y bajando las escaleras que salen del horno,
un restaurante donde pecar de gula. Menos femenino que la iglesia. Impoluto y
austero en la decoración. Una vez sentados a la mesa hizo su aparición una
esplendorosa fuente con “mote pillo” -un
tipo de maíz revuelto con huevos, cilantro, cebolla y ajo-, sancocho….arroz con
mariscos..y vuelta a subir la escalera…
Una visión empresarial precisa y
bien pensada marcada a ritmo de metrómetro gestual en medio de una carrera de
testigos…de sonrisas.
Todos Santos lo es sólo desde
1924. Primero fue cima sagrada incásica de Pumapunga y hacia 1534 la Ermita de
Usno, y para mí, que en realidad, ahora, es Todas Santas.
Es alucinante! Cuentas lo que ves y vives, y lo vemos y vivimos nosotros. Gracias! Os quiero
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