detalle de mural - Museo Guayasamin

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con los cinco sentidos

viernes, 31 de octubre de 2014

Historias de Cuenca






Viene en todas la guías, está en la Calle Larga, pero es fácil pasarse la puerta de los dulces, e imposible la de entrada a la iglesia. Es Todos Santos. Nos recibieron tres monjas con una gran sonrisa. Parecían ansiosas porque entráramos. Tras cruzar la puerta te tienes que girar para volver a verla. Da igual que ya hayas visto muchas antes de llegar . El contorno de esa madera es hipnótica e imperfecta, su color, su tacto suave. La mano  resbala por los tallados….Un placer por descubrir al visitante europeo acostumbrado al frío y peso de las rejas de hierro. Una palmada nos saca del embelesamiento y al girarnos otra sonrisa toma el testigo.
 Su nombre se me perdió entre sus manos que, inmediatamente, llamaron mi atención. Un discurso estructurado, impecable, lleno de contenido y pautado por el metrónomo gestual. Las manos se abrían y cerraban a un compas fijo, predecible. Retenido el gesto, comenzó a seducirme el cuento. Con ojos chispeantes y sonrisa, sólo esbozada, describía la ornamentación de la iglesia,… las azucenas, los lirios… Pero las manos se le fueron de las manos definitivamente cuando …”verán que toda la decoración pictórica es atípica, porque estuvo dirigida por una mujer, nuestra priora..! –también se me perdió el nombre -. Y los frescos de las paredes y los techos, recién terminadas de restaurar por una mujer, después de diez años de trabajo. Aquello fue el preludio de lo que había de venir más tarde…
“…bajo estos cuatro bancos, se encuentra un sacerdote Inca con su ánfora en las manos..”--- --y relató todo el proceso de excavación.- Vaya! Había pisado desde niña a muchos obispos y personalidades en las catedrales europeas - recuerdo que me quedaba mirando fijamente las grandes lápidas del suelo, sin dar crédito al hecho de que todo el mundo las pisara, sin más -,. pero nunca antes había pasado sobre un sacerdote inca, y un pequeño repelús rescatado de cierta inocencia chica, me recorrió el cuerpo. Como de misterio.
“…y al frente una talla chiquita de…” no sé qué Santo apodado el Lisonjillo - entendí yo-. Habitaba el Santo en casa de una mujer de la alta sociedad conquense, -perdón- cuencana. Su marido le daba mala vida a la señora, tomaba mucho, y le “gustaban mucho otros vicios..ya saben” Y una noche el Santo se le soñó a la señora,…. que no era su lugar, que lo llevaran a Todos Santos……Y así fue, que ella lo llevó a él, donde debía estar. A partir de entonces las hermanas de Todos Santos tuvieron dos fuentes de financiación, el pan que horneaban con la harina de los molinos que había llevado Felipe II, en una mano, dentro de una cesta, y las limosnas de pasear al Santo, en la otra. Con esos ingresos lograron crear una escuela para niñas indígenas de las zonas rurales cercanas. Eso creo problemas serios a la congregación, “porque las niñas podían revolucionarse, -decían los Cuencanos de antaño-”. Y así es, que a día de hoy, mantienen una escuela, “pocas horas al día – según lo que se puede-“, para cuatrocientos niños de las zonas rurales, que se divisa, adyacente a la iglesia, desde el otro lado del río Tomebamba.-
Parece que el Santo está donde debe; y ahora la congregación vende los dulces en una tiendita con olor pecaminoso al que resulta imposible resistirse, entrar y comprar. Colocados en sus cajas de madera te esperan el “mestizo cuencano”, el pan de maíz, “el Miguelito” –relleno de coco y majar-, el pan francés –relleno de pasas y nueces- la espectacular “flor de la Virgen” al ladito de la “rodilla de Cristo” – que reventado en su centro con quesillo, evoca las heridas de la cruz – Fanástico!!!. Todo salido del horno más antiguo de Cuenca que maneja Rigoberto.
 Y bajando las escaleras que salen del horno, un restaurante donde pecar de gula. Menos femenino que la iglesia. Impoluto y austero en la decoración. Una vez sentados a la mesa hizo su aparición una esplendorosa fuente con “mote pillo”  -un tipo de maíz revuelto con huevos, cilantro, cebolla y ajo-, sancocho….arroz con mariscos..y vuelta a subir la escalera…
Una visión empresarial precisa y bien pensada marcada a ritmo de metrómetro gestual en medio de una carrera de testigos…de sonrisas.
Todos Santos lo es sólo desde 1924. Primero fue cima sagrada incásica de Pumapunga y hacia 1534 la Ermita de Usno, y para mí, que en realidad, ahora, es Todas Santas.

De la mujer cuencana, de ella, no sé que fue. Será, quizás, en el siguiente viaje a Cuenca.








1 comentario:

  1. Es alucinante! Cuentas lo que ves y vives, y lo vemos y vivimos nosotros. Gracias! Os quiero

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